El lubricante es vital para la vida del motor, sin él, nuestro impulsor duraría solo unos minutos antes de comenzar a fallar consecuencia de la fricción, desgaste, sobrecalentamiento y fundición de sus piezas internas. Al mismo tiempo, ayuda a mantener limpios los componentes y evitar la corrosión.
¿QUÉ PROPIEDADES DEBEN TENER?:
Los lubricantes deben garantizar su rendimiento en uno de los momentos más críticos para el motor: el arranque en frío, facilitando su bombeabilidad en todas las condiciones de temperatura. El problema es que esta cualidad se va deteriorando con el tiempo ya que se van formando moléculas de gran tamaño que vuelven más espeso al aceite. Las nuevas tecnologías se formulan para neutralizar esta degradación y permitir que el lubricante conserve la mayor capacidad de desplazamiento molecular, asegurando la fluidez (o bombeabilidad) y el menor desgaste del motor durante el arranque.
Por otro lado, los lubricantes deben reducir la fricción viscosa, es decir no ser tan densos para que las piezas se desplacen libremente; y al mismo tiempo, deben asegurar que la película lubricante sea constante bajo las peores condiciones operativas: temperaturas extremas, altas presiones y elevada velocidad relativa entre las piezas en movimiento (tales como los cojinetes de biela de un motor muy exigido).
Esta combinación de espesor y viscosidad se logra gracias a un adecuado equilibrio de bases y aditivos específicamente seleccionados para lograr lubricantes con tecnología “anti-stress”.
Las altas temperaturas tienen efectos negativos sobre los lubricantes, y esto no se produce solo si vamos a altas revoluciones, también en situaciones como los embotellamientos durante el verano, donde el motor es exigido en constantes arranques y la cantidad de aire que entra al radiador es baja.
En estas condiciones se inicia un mecanismo natural de oxidación del lubricante, que tiene diversas etapas y afecta distintos componentes del motor, entre ellos la formación de ácidos que atacan selectivamente algunos compuestos metálicos como los cojinetes, creación de compuestos de alto peso molecular que aumentan su viscosidad y formación de depósitos que terminan ubicándose en las partes más calientes del motor, entre ellas los pistones.
El lubricante también debe seguir los requerimientos de muchas automotrices para cumplir con determinadas metas de consumo. En este caso es vital una disminución de la fricción que resulta de la selección y calidad de las bases sintéticas y aditivos de última generación.